El organismo necesita por lo menos nueve meses para recuperarse después del embarazo y delparto. Hay que tenerlo en cuenta, para cuidarse, pero sin intentar hacer excesos que solo traerán como consecuencia alargar el tiempo de recuperación.
Aunque no todas las mujeres engordan lo mismo durante la gestación, cuanto más peso se haya ganado, más se perderá después. Entre el bebé, la placenta y el líquido amniótico después del parto, se suelen perder de cinco a siete kilos. Al principio la pérdida es más rápida pero luego se ralentiza, y no conviene obsesionarse con el peso.
cuarentena ni dejar de comer mientras se está dando de mamar al bebé.
Pero controlando lo que se come y con un poco de cuidado, se perderá peso sin necesidad de tener que someterse a ninguna dieta severa. Se puede comer de todo, pero sin pasarse. Lo que hay que hacer es limitar el consumo de féculas y grasas, olvidarse de los dulces, del alcohol y de las bebidas azucaradas, no caer en la tentación del picoteo y si entre horas se siente hambre, tomar un tentempié ligero o una infusión caliente que ayude a llenar el estómago sin acumular calorías; las de menta, hierba luisa y salvia son muy recomendables porque reafirman los tejidos.
Mientras se esté amamantando hay que tomar entre 400 y 600 calorías más, pero el organismo las gastará para fabricar la leche que necesita el bebé. Además, la lactancia estimula las hormonas que contraen los órganos internos, haciendo que vuelvan antes a su posición primitiva.

Lo que más sufre

Donde más se notan los efectos del parto es en el vientre, las caderas y las nalgas; para recuperar la tonicidad y firmeza de estas zonas lo mejor es hacer ejercicio y tratarlas con productos adelgazantes que además reafirmen la piel. Hay que tener en cuenta que el agua caliente reblandece los tejidos, por eso conviene ducharse con agua templada y terminar con un chorro de fría.
Si se puede, es aconsejable asistir a un curso de recuperación posparto, que ayudará no solo a recuperar la forma física, sino a adaptarse a la nueva situación, y también recibir algún tratamiento en un instituto de belleza para mejorar el estado de la piel.

Tres zonas conflictivas

  1. El rostro. Durante el embarazo puede aparecer un exceso de grasa, o el llamado cloasma o “paño del embarazo”, una hiperpigmentación de la piel que se suele pasar a las pocas semanas utilizando a diario un factor alto que proteja de los rayos solares y una crema hidratante adecuada. Son problemas que desaparecen en cuanto el nivel de hormonas disminuye.
  2. El cabello. Además de notar sequedad y falta de brillo, es normal que el pelo se caiga tras el parto. Suele empezar a notarse a partir de los tres meses, por eso lo mejor es prevenir utilizando un champú anticaída y alguna mascarilla con vitaminas, o ampollas revitalizantes. Puede ser un buen momento para cortar y sanear el cabello y de paso cambiar de look.
  3. El pecho. Si se está dando de mamar, hay que seguir los consejos del médico para evitar grietas en los pezones, y si se utiliza alguna crema retirarla bien antes de darle el pecho al bebé. Para evitar la caída, la mejor solución es el agua fría. Se pueden dar masajes con la ducha de teléfono, empezando con agua caliente y bajando la temperatura poco a poco, que se hará más soportable. Luego extender una crema apropiada.